Cada corte de carne es tratado con respeto y pasión: sellado al calor, reposado con paciencia y servido con carácter.
En Casa 437, la parrilla no es técnica, es ritual.
Cada celebración se transforma en un momento único.
La calidez del fuego, el entorno elegante y el sabor de la parrilla hacen que compartir aquí sea más que un evento: es un recuerdo que permanece en el tiempo.
Cada corte es una experiencia sensorial, cuidadosamente preparado en fuego abierto y acompañado por ingredientes frescos de la región.
Con una atmósfera rústica y elegante, Casa 437 no solo deleita el paladar, sino que honra el encuentro, el sabor y la tierra.